Acciones.

Cuando se constituye una sociedad, los socios realizan una aportación económica inicial. Esta aportación sirve como capital para la capital para la puesta en marcha de la compañía. Los distintos socios de la sociedad, tendrán más o menos capacidad de decisión dentro de la compañía dependiendo del porcentaje de capital aportado.

Las acciones son partes proporcionales en las que se reparte el capital de una compañía.
El número de acciones que constituyen el capital de la compañía dependerá tanto del importe total del capital y del valor que se dé a cada acción.
Por ejemplo, el capital de una compañía de 1.000.000 de euros puede estar repartido en 1000 acciones de 1000 euros cada una, o 50.000 acciones de 20 euros o 200.000 acciones de 5 euros.                   

Formato de una acción. 

Una acción puede estar representada por un título físico o mediante un registro informático.

En un título físico, se indican las características de la acción o lote de acciones (sociedad, capital total, número total de acciones y número de acciones incluidas en el título). El título puede ser nominal, en cuyo caso aparecería el nombre del propietario de las acciones.

Otro formato para una acción es un registro en una entidad depositaria que acredita que la acción es propiedad de un determinado comprador. El registro puede estar fijado en una cuenta nominal de la sociedad que gestiona las acciones del inversor, o bien en una cuenta personal del inversor en el gestor del mercado de valores de las acciones.
             

Clases de acciones.
La propiedad de una acción lleva asociadas unos derechos y unas obligaciones. Existen varias clases de acciones, dependiendo de los derechos u obligaciones que llevan asociados.                   

• Acciones ordinarias. Son las más comunes. Dan a sus propietarios el derecho a participar en la distribución de los beneficios de la sociedad, el derecho de asistencia y voto en las juntas de accionistas y el derecho de suscripción preferente en caso de ampliaciones.                   

• Acciones privilegiadas. Incluyen algún privilegio especial como puede ser una participación mayor en los posibles beneficios de la empresa. Otros posibles privilegios son el derecho a formar parte del Consejo de Administración, o tener derecho a dividendo siempre que haya beneficios y no sólo si se aprueba un reparto en junta de accionistas.                   

• Acciones sin voto. Dan a sus propietarios el derecho a participar en la distribución de los beneficios de la sociedad pero no dan el derecho de voto en las juntas de accionistas. En caso de liquidación de la compañía, las acciones sin voto tienen preferencia ante las acciones ordinarias. 


• Acciones rescatables. Son acciones que la compañía puede recuperar en unas condiciones fijadas en el contrato de venta. La decisión de si se rescatan puede recaer en la compañía, en el comprador o en ambos, dependiendo de las condiciones concretas de estas acciones. Se suelen utilizar para financiar a la compañía como si fuesen una emisión de renta fija, pero con unos criterios contables en los que esta financiación aparece como capital de la empresa y no como deuda.


• Acciones liberadas. Son acciones de las que dispone la empresa para entrega gratuita a trabajadores o a accionistas antiguos en ampliaciones de capital.


• Acciones de autocartera. Una compañía cotizada puede comprar acciones propias hasta un porcentaje del total de las acciones de la sociedad. Esta compra sirve para poder premiar con acciones a trabajadores o accionistas antiguos (acciones liberadas). También sirve para controlar el precio de la acción: si la acción baja mucho, la compañía compra acciones propias baratas y sosteniendo el precio del mercado; si la acción se dispara, la compañía puede obtener beneficio vendiendo sus propias acciones.                   

Las acciones más comunes y numerosas son las acciones ordinarias. Son estas acciones las que se suelen negociar en bolsa.

Enlaces
      Acciones. Conceptos relacionados con la liquidez.