Factores a tener en cuenta al invertir en bienes tangibles.

Márgenes de vendedores. 

Los bienes tangibles, por su naturaleza, no suelen negociarse en grandes cantidades. Esto exige que quienes participan como intermediarios en compraventas de estos productos tengan que aplicar comisiones importantes a las operaciones.
Si se venden diez mil barras de pan en un mes es posible conseguir un beneficio mensual con un pequeño margen por cada barra. Si se venden cinco jarrones antiguos en un mes, el vendedor deberá conseguir con el margen de cada jarrón el 20% de sus ingresos mensuales. 
Cuantos más intermediarios haya entre el poseedor del producto y el comprador final, más se elevará el precio del producto, haciendo más difícil que el comprador consiga un rendimiento por un posterior crecimiento del precio.


Conocimiento del mercado y capacidad de distinguir originales de falsificaciones. 

El valor de muchos bienes tangibles depende de factores difíciles de evaluar como la antigüedad de los mismos, la autoría o incluso factores históricos por los que haya pasado el producto. Esta dificultad hace que se produzcan muchos fraudes en la venta de esta clase de productos.
Por ejemplo, cuando un pintor fallecido adquiere relevancia, es común que aparezcan supuestas obras no catalogadas de dicho pintor.

Gastos de almacenamiento del producto. 

En muchos casos es necesario hacer un mantenimiento o un cuidado del producto para que el estado de conservación del mismo no se vea perjudicado. Este mantenimiento supondrá un coste en tiempo, en dinero o en ambos.
Por ejemplo, los libros antiguos están expuestos a deterioro por humedades o por plagas, con lo que es necesario mantenerlos en un medio con temperatura y humedad estables y libre de insectos o roedores.

Necesidad de pensar en el futuro. 

En un mercado en el que existen muchos expertos, es difícil encontrar gangas. Si el mercado está maduro, los precios que se pagan por un producto estarán establecidos y será difícil hacer una compra a precio muy inferior al de mercado. Para poder obtener un rendimiento elevado, puede ser interesante saber detectar con antelación qué productos van a revalorizarse en el futuro.
Por ejemplo, en el mercado del arte, es más difícil encontrar un cuadro descatalogado de un pintor de primera línea que invertir en un pintor secundario que gane relevancia (y caché) en el futuro por una buena crítica o una exposición retrospectiva.

Riesgos al invertir en empresas que comercializan bienes tangibles.

Existen compañías cuyo fin es la comercialización de bienes tangibles. Esta comercialización debería limitarse a la venta de productos catalogados como bienes tangibles o al asesoramiento sobre estos productos.

Históricamente se han dado casos en los que la comercialización de bienes tangibles se hace ofreciéndolos como productos financieros. Esta forma de comercialización atrae a inversores que buscan productos de inversión alternativos o complementarios a la bolsa o la renta fija.

El problema radica en que los bienes tangibles no son productos financieros regulados y las compañías que comercializan bienes tangibles no son entidades financieras y no pueden realizar actividades de carácter financiero.
  • Al no ser empresas reguladas, no existe un control obligatorio de las mismas como existe en el caso de los bancos, compañías aseguradoras o sociedades de valores. Ni la publicidad que emiten ni la situación contable de las compañías que comercializan bienes tangibles tienen un control específico como el que tienen bancos, aseguradoras o sociedades de valores.
  • Por el hecho de no ser empresas reguladas, el dinero que se invierta en las mismas no tiene la protección con la que cuentan otros capitales como los que cubre el fondo de garantía de depósitos. En el caso de una quiebra de una compañía de comercialización de bienes tangibles, los acreedores de la misma sólo cuentan con el importe que se pueda conseguir de la liquidación de los bienes de la compañía.
  • Al no ser entidades financieras, las compañías que comercializan bienes tangibles no pueden realizar operaciones en las que ofrezcan un rendimiento por la inversión basado en la supuesta revalorización del producto que comercializan.

En España ha habido varios ejemplos de compañías que han ofrecido intereses por la inversión en bienes tangibles. Los más conocidos han sido Afinsa y Forum Filatélico, intervenidas judicialmente el 9 de mayo de 2006 acusadas de estafa, pero hay otros ejemplos.
Por ejemplo, Arte y Naturaleza ofrecía un producto en el que las aportaciones de los inversores se aplicaban a la compra de obras de artistas emergentes. La empresa ofrecía un rendimiento económico anual de hasta el 17% basado supuestamente en la reventa de las obras a mayor precio. Esta compañía quebró en 2006 recuperando los inversores únicamente lo conseguido al subastar las obras que había adquirido la compañía. Estas subastas alcanzaron unos precios muy inferiores a los que había estimado Arte y Naturaleza en sus cálculos.
Otro ejemplo de producto ilegal eran las inversiones en árboles de la compañía Bosques Naturales en las que se incluía un pacto de recompra con una rentabilidad fija. Esta compañía ha tenido que eliminar esos productos. Actualmente ofrece en venta árboles de maderas nobles garantizando el cuidado de las plantaciones hasta la tala, pero sin una rentabilidad asegurada por contrato.

Enlaces
       ¿Quién puede invertir en bolsa? Test MiFID.

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