Cómo son los mercados en la realidad.

En la práctica, los mercados no son perfectos porque la existencia de desequilibrios en alguno de los aspectos puede significar un aumento de los beneficios por parte de quien consigue aprovecharse de estos desequilibrios.
Por ejemplo, si  alguien en el mercado conoce antes que el resto una información que puede reflejarse en la subida de precios de un valor, podrá aprovecharse de este conocimiento para hacer acopio de títulos de ese valor. Cuando la noticia se conozca y el valor suba, el beneficio será mayor que si la compra de títulos de ese valor se realiza a mayor precio, en competencia con otros inversores que conocen la noticia.
En un mercado en el que la oferta es muy limitada y la demanda muy alta, el precio que podrá obtener el vendedor es mucho más alto que cuando hay más oferta. Por este motivo, en muchos mercados se intentan establecer monopolios en la oferta de un producto o al menos limitaciones al número de ofertantes. Esta limitación no es buena para los compradores potenciales, pero permite al vendedor monopolista unos beneficios mayores que los que tendría en un mercado más competido.
Si varias compañías compiten en un mercado perfecto, sus productos tendrán que ser mejores que los de la competencia, con lo que se favorece la evolución de los mismos en forma de innovaciones o mejores precios. De acuerdo con esta visión evolutiva de la economía, el libre mercado permite que los productos ofrecidos en el mismo sean cada vez mejores, para no quedar descolgados del resto. Esta necesidad de mejora crea víctimas (quienes no consiguen adaptarse a las necesidades cambiantes del mercado), pero también crea productos con unas condiciones que se adaptan a las necesidades de cada momento.

Mercados OTC y mercados organizados.

Teniendo en cuenta el hecho de que un mercado perfecto no existe, hay mercados en los que se confía en que los inversores tengan la capacidad y los conocimientos suficientes para operar de igual a igual con otros inversores. En cambio, en otros mercados se establecen reglas y organismos de control que buscan que los inversores potenciales concurran en igualdad al mercado.

Los mercados no organizados u OTC (del inglés “over the counter” que significa algo así como operaciones "en ventanilla" o "sobre el mostrador"), no tienen unas normas ni reglas de intercambio prefijadas. Las operaciones se fijan entre las partes. El concepto de mercado en este caso puede quedar limitado al espacio en el que se realizan los acuerdos, a la existencia de agentes especializados que buscan poner en contacto a compradores y vendedores, o a la existencia de modelos base en los que se realizan los acuerdos. Un ejemplo de mercado no organizado es el de divisas, que no tiene reglas fijas respecto a los plazos de las operaciones ni los importes de las mismas y tampoco tiene un organismo de control que verifique las operaciones.

Los mercados organizados son los que tienen una ubicación, y tienen unas normas y reglamentos que definen la forma de operar. Las normas y reglamentos buscan facilitar dentro del contexto en el que existe el mercado las condiciones de transparencia, libertad, profundidad, amplitud y flexibilidad propias de un mercado perfecto. Estos mercados pueden incluir el control por parte de instituciones que verifican que en todo momento se están cumpliendo estas normas y reglamentos.
Son ejemplos de mercados regulados el Mercado Continuo de Acciones de Bolsas y Mercados españoles o el mercado español de futuros financieros, MEFF.

Enlaces
      Las bolsas en el mundo.
      Cómo debería ser un mercado perfecto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario